Los maestros son “vagos” que “solo” trabajan 20 horas semanales. Y los parados, “gandules” que cobran demasiado (1.000 euros), durante demasiado tiempo (dos años
como máximo). Estas deben ser parte de las recetas de María Dolores De Cospedal para sacar a Castilla-La Mancha y España de la crisis, en su doble condición de Presidenta Castilla-La Mancha a tiempo parcial y secretaria general del PP casi todo el día.
El pasado martes, 4 de octubre, el mismo día que se hacían públicas las cifras de paro registrado durante el pasado mes de septiembre (unas cifras que, por cierto,
situaban a Castilla-La Mancha como la comunidad autónoma de España en la que más ha subido el paro en términos interanuales. Tenemos 20.000 parados más que en septiembre de 2010), María Dolores De Cospedal “la volvía a liar” en una entrevista en el programa Espejo Público, de Antena 3 Televisión.
En esa entrevista, De Cospedal señalaba que “los trabajadores deben tener un mínimo de cobertura y habrá que negociar hasta qué punto la tienen que tener todos en la extensión que ahora, o sólo una parte o todos”.
Saltaron las alarmas. Periódicos, radios y televisiones interpretaban que la número dos del PP estaba proponiendo, sin duda, un recorte en los actuales niveles
de cobertura del subsidio por desempleo.
Los esfuerzos de los “fontaneros” de Génova fueron constantes durante todo el día. Se afanaron en llamar a todas las redacciones de los medios de comunicación más importantes del país para dar explicaciones cuya versiones iban desde el “es una opinión de De Cospedal, no de Rajoy”, al “no se refiere al subsidio por desempleo, sino a que hay que hacer una nueva reforma del mercado laboral”.
Lo cierto es que, como dijo al día siguiente el candidato
del PSOE a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, lo más probable es que De Cospedal haya dicho “lo que oye en casa”, y le haya ocurrido
lo que sucedió en su día, pocos meses antes de las elecciones autonómicas y municipales del pasado 22 de mayo, al Presidente popular de Murcia, Ramón Luis Valcárcel cuando señaló que había que empezar a
plantearse seriamente el copago en la Sanidad.
Al día siguiente, y ante el revuelo que se había armado, la propia De Cospedal se vio obligada a matizar sus propias palabras. La culpa era del mensajero, claro, de algunos periodistas y de algunos medios de comunicación que, según ella, “habían manipulado groseramente.
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