Como alcalde de Villacañas, he seguido con mucho interés el debate sobre el estado de la región celebrado en las Cortes Regionales. He intentado estar especialmente atento a lo que se ha dicho sobre lo que considero que es hoy el principal problema de Castilla-La Mancha, el paro, aunque por desgracia no lo pareciera vistos los derroteros que tomó el debate. Pocas fueron las propuestas concretas que se hicieron al respecto, y por desgracia ninguna para atajar las situaciones más desesperadas que no pueden esperar al medio ni al largo plazo al que parecen venderse las apuestas de la presidenta de Castilla-la Mancha.
Villacañas, como tantos municipios de nuestra región, está sufriendo con virulencia el envite del paro. Son más de 1.700 los villacañeros y villacañeras que hoy no tienen trabajo, y muchos de ellos se encuentran ya en una situación insostenible al tratarse de parados de larga duración que ven como se agotan las prestaciones y subsidios, que han recibido simple y llanamente después de cotizar durante muchos años de trabajo. Seguro que después de leer, escuchar o ver lo que se dijo en el debate, estas personas habrán sentido una profunda desilusión porque no se ven en el centro de las preocupaciones de sus gobernantes, como debería ser por justicia, pero también incluso por propia conveniencia política. Ellos son nuestros administrados y las administraciones tenemos que trabajar para no dejarlos en la estacada.
En un momento en el que tanto se habla de rescates millonarios para entidades financieras, para Estados e incluso para Comunidades Autónomas, son muchos los ciudadanos que echan de menos una mayor sensibilidad hacia aquellos que más necesitan hoy de la ayuda y el apoyo de sus representantes. Valga decir que en Castilla-La Mancha son más de 110.000 los desempleados que no cobran subsidio ni prestación, cifra que seguirá incrementándose si la sangría de nuevos parados no se detiene.
Por eso, desde el Partido Socialista seguimos insistiendo en que es el momento de apostar por medidas directas de empleo que ayuden a personas y familias que se encuentran en situaciones de verdadera desesperación. Si el gobierno regional no quiere llamarles Planes de Empleo, busquemos otro nombre, pero no dejemos de convocarlos porque el que los pida sea el adversario político.
Por cada 1% del presupuesto de la Junta podríamos llegar a beneficiar con un pequeño contrato a 20.000 parados. Puede contar la presidenta Cospedal con la implicación de los ayuntamientos de la región, porque estoy convencido de que todos, independientemente de su color político, aportarán lo que les corresponda para ayudar a los vecinos que más lo necesitan, de los que además –por cercanía- tienen perfecto conocimiento. No somos unos ilusos y sabemos que esta no es la solución definitiva al problema del paro, pero sí al menos una ayuda para aquellas personas que, dada la difícil situación actual, ven en estos planes un último recurso para obtener un empleo, aunque sea tan solo por unos meses.
Desviar la atención sobre lo verdaderamente importante es un recurso de cortísimo recorrido, porque la realidad acaba siempre imponiéndose por su propio peso. Es más, ni siquiera haremos falta los políticos para que eso ocurra.
Santiago García Aranda
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